viernes, 5 de octubre de 2012

CREACIÓN DEL DEPARTAMENTO DE CULTURA INDÍGENA


       

CREACIÓN DEL DEPARTAMENTO DE CULTURA INDÍGENA A RAÍZ DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA

CLAUDE FELL

 

El 4 de enero de 1922, los diputados del Partido Liberal Constitucionalista, dirigidos por José Siurob y Juan B. Salazar, vuelven a la carga, y proponen esta vez la creación de un departamento de educación y cultura indígena. Las razones invocadas por Juan B. Salazar, quien presenta el proyecto, hablan de la regeneración  de los cinco millones y medio de indígenas que forman parte de la población mexicana. No se trata simplemente de alfabetizar al indio, sino de enseñarle a vivir y a no sentirse ya la eterna bestia de carga de la sociedad mexicana. Salazar pide que primero se le enseñe a vivir y luego se le dé el libro y, en medida de lo posible, en tanto se le enseña a cultivar la tierra, también hay que enseñarle a leer y escribir. Considera que ya habido suficientes discusiones teóricas y entusiasmos revolucionarios, y que es hora de ir a la práctica. La creación del nuevo departamento es aprobada por unanimidad.

 

José Vasconcelos acepta esta medida sin gran entusiasmo, ya que piensa que rompe la armonía de su sistema y puede retardar la integración del indio. En marzo de 1922, Vasconcelos comenta prolijamente los objetivos propios de cada departamento de la SEP y no pierde la oportunidad de subrayar que el Departamento de Cultura Indígena (como el de la lucha contra el analfabetismo) sólo tiene una existencia provisional y desaparecerá automáticamente el día que los indios estén en condiciones de asistir a las escuelas ordinarias que funcionarán en todo el país. Para el ministro esta afirmación aparente de la autonomía de la cultura indígena es francamente intempestiva. La única entidad posible en ese terreno es una cultura nacional, idéntica para todos y accesible para todos.

Sin embargo, José Vasconcelos cada vez se va interesando más por la acción del Departamento de Cultura Indígena. En 1923, en colaboración con Enrique Corona, prepara una serie de textos sumamente importantes, que muestran que ha comprendido a la vez la gravedad y la complejidad del problema indígena. La larga gira a caballo que efectúa en abril de 1923 por el estado de Puebla acaba de convencerle. A raíz de tal viaje, el Departamento de Cultura Indígena publica un Programa de Redención Indígena cuyos objetivos son:

1.    Proporcionar a los indios tierras que puedan cultivar y donde puedan vivir.

2.    Hacer salubre el medio físico en que vivan.

3.    Ponerlos en contacto con los centros urbanos mediante la construcción de caminos.

4.    Proteger su trabajo mediante leyes especiales.

5.    Mejorar sus productos agrícolas e industriales, inculcándoles técnicas más modernas.

6.    Proporcionar gratuitamente a las comunidades indígenas aperos, semillas, plantas y ganado.

7.    Civilizarlas por medio de instituciones educativas apropiadas.

8.    Facilitar su integración jurídica estableciendo registros civiles.

9.    Crear en las comunidades centros recreativos, artísticos y de acción humanitaria.

10. Darles como divisas: tierras, escuela, acción cívica y cultura.